La danza contemporánea puede definirse como un estilo resultante de fusionar otros que encuentran su base en el ballet clásico pero está exenta de el rigor de esta disciplina. A diferencia de la danza clásica, el baile contemporáneo adquiere una expresión corporal más libre en cuanto a los movimientos.
Esta disciplina surge como una reacción a las formas clásicas, probablemente, como una necesidad de expresarse más libremente con el cuerpo. En esta danza se busca expresar una idea o un sentimiento a través del cuerpo.
Los movimientos se originan en la mente del bailarín y necesitan un contexto simbólico para conectar con la realidad, creando un puente entre la persona que baila y el mundo que la rodea.
El sello de identidad de esta danza es romper con las normas establecidas por la danza clásica y priorizar la historia que se transmite al espectador. Por esto, es muy usual ver cómo en esta danza se integran gran variedad de recursos visuales (props, formaciones, vestuarios, multimedia) para hacer del espectáculo una experiencia más inmersiva y atractiva para la audiencia.
La danza contemporánea no solo es una disciplina sumamente bella, sino también increíblemente liberadora, ofreciendo a los bailarines un vasto campo de posibilidades creativas. Sin duda, es una forma de acercarse a la danza que recomendamos a todos aquellos que deseen explorar una nueva perspectiva sobre cómo la danza nos conecta más profundamente como seres humanos.
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